Estimado lector:
Si usted desea conocer la trayectoria de un huracán, el pronóstico del tiempo, o simplemente consultar el recibo del agua, y cuenta con un teléfono inteligente, tal vez solo sean necesarios unos cuantos clicks para que acceda a esa información.
¿Pero cuánta tecnología se emplea para generar esa información que usted recibirá en la pantalla de su celular? Tomemos como ejemplo los ciclones tropicales. Lejos están los tiempos del Dios Maya del fuego, los vientos y las tormentas: el temible Dios Huracán. Los mayas tenían tanto conocimiento de los huracanes que podían construir sus casas de tal forma que resistieran los embates de los vientos de estos fenómenos y aprovechar el agua que les aportaban. Incluso el conocimiento que tenían los indios taínos sobre el movimiento giratorio de los vientos de los ciclones, salvó a la caravana del cuarto viaje de Cristóbal Colón por los mares caribeños.
Después, la invención de los primeros instrumentos climatológicos, y la información que brindaban los barcos que cruzaban los mares cerca de estos fenómenos, fijaron las bases para el inicio de la etapa del conocimiento de los huracanes basada en datos.
Actualmente en la época de la cuarta revolución industrial utilizamos satélites, aviones cazahuracanes, radares, mareógrafos, oleógrafos y supercomputadoras, entre otros instrumentos.
Por ejemplo, el satélite GOES 16 proporciona imágenes, fase, altura, presión y temperatura de las nubes; el perfil de humedad, la temperatura vertical y el agua precipitable; y la trayectoria e intensidad del huracán, entre otros muchos datos útiles para su análisis y seguimiento.
Por otro lado, los aviones cazahuracanes se introducen al ojo del ciclón tropical y registran la posición del centro del vórtice; la presión, temperatura y perfil de los vientos al nivel del mar y del vuelo; y la altura de la pared del ojo del huracán. Toda esta información es transmitida mediante potentes computadoras a los satélites que la reenvían a estaciones terrenas para su análisis.
Por su parte los radares meteorológicos (generalmente Doppler) son instrumentos de teledetección capaces de localizar precipitaciones, calcular su movimiento, estimar su composición y hasta prever su evolución a muy corto plazo.
Los mareógrafos miden las mareas, y los oleógrafos las olas mediante dispositivos electro acústicos encapsulados, conectados a los satélites o a estaciones terrenas, totalmente automatizados.
La cantidad de datos que generan todos estos instrumentos es gigantesca, simplemente un satélite puede enviar grandes cantidades de información en unos cuantos segundos, y ésta tiene que relacionarse con otro número similar de datos de la superficie del mar y de la tierra. Ese número tan grande de datos no puede procesarse solamente con grandes computadoras, es necesario contar con personal especializado y crear algoritmos matemáticos, para analizarlos de tal manera que permitan tomar decisiones en muy poco tiempo, esas tecnologías se llaman Big Data, Cómputo en la nube, Inteligencia artificial, y algunas otras.
Ya ordenada toda esa información en forma accesible, se pone a disposición de las autoridades de protección civil, y de todos nosotros para que mediante los teléfonos tengamos la información que buscamos.
Y si nos interesara analizar cómo proteger alguna infraestructura en particular, como un muelle, un hotel o una escuela, se puede crear un modelo digital, y hacer que el huracán interactúe con él para estudiar su comportamiento, a esta tecnología se le llama gemelos digitales.
Si a los satélites y radares se les agregan estaciones climatológicas (las más modernas son automáticas), que incluyen pluviómetros, termómetros y otros instrumentos, se puede elaborar el pronóstico del tiempo que usted desea conocer en su teléfono.
¿Y en las ciudades también se utiliza tecnología de la cuarta revolución industrial? Desde luego, en el mundo cada vez es más común el desarrollo de ciudades hidrointeligentes, que son aquellas en las que se utilizan Tecnologías de Información y comunicación, las famosas TIC´s, como sensores, robots (los hay que se introducen a las redes de agua potable y alcantarillado, subacuáticos, flotantes o aéreos, los conocidos drones), sistemas operados con Internet de las cosas, o inteligencia artificial, para solucionar problemas relacionados con el ciclo urbano del agua, que incluye la captación, distribución, consumo, recolección, tratamiento de aguas residuales, reúso, reciclamiento y aprovechamiento, con el objetivo de hacer una distribución justa y equitativa del agua, controlar la contaminación del medio ambiente, aprovechar el valor de este líquido en todas las etapas de su uso y reducir los desastres causados por inundaciones y sequías.
Los operadores de los sistemas de abastecimiento y saneamiento utilizan sistemas de supervisión y adquisición de datos digitalizados, medios de visualización y apoyo a la toma de decisiones y sistemas complejos.
Además de la infraestructura necesaria para recolectar la información, es necesario contar con herramientas que permitan la transmisión de la información recopilada por los sensores. Para procesar y analizar los datos se usan sistemas de información geográfica, modelos hidráulicos y estadísticos e inteligencia artificial; para el almacenamiento de datos se emplean herramientas como Cloud Computing y Blockchain; y finalmente, se utilizan procedimientos de datos abiertos para compartir información sobre el agua y los servicios a la población, precisamente a usted y a mí.
En México varias ciudades han intentado migrar a soluciones hidrointeligentes pero lo han hecho de manera parcial, utilizando herramientas que no son compatibles entre sí, sin el financiamiento adecuado, con escasa capacitación de recursos humanos y una tendencia a implementar políticas fragmentadas en sectores de toma de decisiones, que puede derivar en incongruencias administrativas.
Sería deseable que se realice una revisión de las estrategias seleccionadas de manera conjunta entre el gobierno, la academia, la iniciativa privada y la sociedad civil.
Un último aspecto a destacar sobre el enfoque de gestión hidrointeligente es que puede complementarse con otras estrategias, como la de la infraestructura verde y la gestión forestal inteligente.
Y prácticamente en todos los campos de aprovechamiento del agua como la agricultura de precisión; la economía circular en la industria, el nexo agua-alimentos-energía, en el área de servicios, en el monitoreo y atención de las sequías, en los programas de seguridad de presas, y en varios más se utilizan estas tecnologías.
Vivimos tiempos en los que la tecnología nos proporciona información, seguridad, y la oportunidad de tomar decisiones cada vez más correctas, aprovechémosla. Pero sobre todo exijamos que se establezcan políticas públicas en este sentido en México.
Ahora sí, lo invito a que visite los sitios web de la Comisión Nacional del Agua, del Centro Nacional de Huracanes, de los organismos operadores de agua potable y alcantarillado de la localidad donde usted vive, y muchos, muchos más que seguramente le permitirán tomar mejores decisiones.